El cuerpo humano es la obra maestra de la Madre naturaleza. Ella toma exquisitas precauciones para proteger los 7 chakras, pero no es su propósito que permanezcan siempre herméticamente bloqueados. Hay un natural procedimiento de abrir nuestros chakras: el humano debe perfeccionarse de modo que acreciente hasta la plenitud la actividad y giro de los 7 chakras.
El hombre ordinario cuenta además con la protección de su conciencia poco evolucionada, al realizarse todas sus vivencias en un plano de vibración densa influenciada por el raciocinio, no es capaz todavía de utilizar la materia atómica del cuerpo físico ni la del astral.
Estas personas, en circunstancias normales nunca lograran establecer una comunicación voluntaria entre el plano físico y el astral. Para que esto fuera posible, se deberían de purificar todos los nadis o canales, que permiten que las comunicaciones entre ambos planos encuentren abierto el camino.
Entonces sucede que la materia etérea conductora, se mantiene en el mayor grado de sutilidad, y su actividad, facilita la intercomunicación, pero prosigue guardando el umbral e impidiendo el contacto entre los subplanos inferiores que darían paso a toda ralea de siniestras entidades e influencias.
Nos gusta creer que somos hijos del Sol y por ello solemos jugar con fuego, pero también somos hijos de la Tierra. Así absorbemos la potente energía del planeta llamada Kundalini por abajo, por nuestra pequeña tierra, el chakra Muladhara.
Si fuésemos mas conscientes percibiríamos que somos uno con esa fuerza que se manifiesta en vibraciones y leyes regulares infinitamente variadas, en los colores y formas, en los aromas y sonidos de toda la creación. Si fuésemos mas humildes y menos dados a violentar las cosas, nos evitaríamos luego el quejarnos y lamentarnos por las consecuencias.
Si dedicásemos más tiempo a sentir en vez de a pensar y pensar, percibiríamos que no estamos separados de nada. Jugamos con fuego y cuando nos quemamos nos mostramos timoratos y asustados. Si es así como somos, si esta es nuestra conducta,
Kundalini no nos respetara. Esta tremenda energía Kundalini cuando al despertar no halla frente a ella un Maestro que la domine, tiene el aspecto aún más terrible de producir la impresión de descender más y más hondamente en la materia con lenta pero irresistible progresión e implacable seguridad.
Este es el motivo por el que los Maestros amonestamos siempre a los discípulos, todo buscador debe de ser paciente y practicar sin desmayo, esperando que las facultades psíquicas maduren a su debido tiempo. Esto debe de suceder, como consecuencia de perfeccionar el carácter a través de las prácticas del yoga y la meditación.
Así es lo que ha previsto la naturaleza, la evolución natural del hombre, el único medio seguro. De esta manera tras el despertar de Kundalini, uno disfruta de todos los beneficios y se evita todos los peligros. Esta es la Senda que los Maestros hollaron en el pasado y este es nuestro actual Sendero.
El ser humano es un canal, por él, la energía de la Tierra asciende y la que del Sol desciende. Ambas polaridades de una misma Esencia confluyen en nosotros y cooperan unidas a nuestra evolución. Es imposible poseer una energía sin la presencia de la otra y se corre un gran riesgo con el excesivo predominio de una de ambas.
De aquí viene el peligro de avivar las capas interiores del fuego de la Serpiente Kundalini Sakti antes de purificar y refinar nuestra conducta.